miércoles, 16 de julio de 2008

11 LÉXICO DE LA RIBERA DEL TORMES




11 Léxico de pueblos limítrofes,
próximos a la ribera del Tormes, desde Salmanca a Ledesma.

Como he usado y usaré algunos vocablos populares que están en desuso, a continuación, relaciono un léxico incluyendo muchas de esas voces.
Las fuentes son diversas; la mayoría de estas palabras, las recuerdo, por haberlas escuchado en casa o repetidamente en la calle (figuran en cursiva) y han quedado plasmadas en mi sentido. Aunque he utilizado (aparte de las experiencias personales) el libro, Calzada de Valdunciel. Palabras, cosas y memorias de un pueblo de Salamanca. Pascual Riesco Chueca:

Alboroque: Pequeño agasajo que hacían en las tabernas el comprador y el vendedor cuando cerraban un trato.

Alpéndares: Útiles utilizados en algunos trabajos. También se refiere a persona mal vestida. ¡Mira que alpéndares lleva!

Alcaparrero: Exagerado, melindroso.

Achiperres: Utensilios.

Ancá de: En casa de.

Andancio: Epidemia.

Andalicorias: Remilgos, excusas, pretextos.

Antier: Antes de ayer.

Añusgarse: Atragantarse.

Aperos: tiene un sentido más amplio que el de ‘utillajes para una labor’. Puede aplicarse, con sentido humorístico o derisorio, a trastos, adornos, perifollos, complicaciones. "Mia qué aperos tiene en el cuarto, maja".

Arcabuz: Cangilón de noria.

Aricar: Dar a la tierra ya sembrada una labor ligera, pasando la reja por el valle de cada surco para quitar las malas hierbas y arrimar tierra a las plantas.

Asín: Así.

Atisbar: Mirar, observar con cuidado, recatadamente.

Averiguado: Listillo, enterado; cotilla; entrometido, chismoso

Baratilleros: Vendedores ambulantes.

Babas de buey: Hilos finos, de arañas, que se cruzan por el aire.

Baleo fino: Planta que se usa para hacer escobas.

Baluarte: Armazón del carro para la carga de mieses, forraje, heno o paja. Se hacía con unos palos largos sin punta colocados verticalmente en contacto con los tablones laterales, trabándolos con otros palos horizontales. Sujetada por esta armazón, se tendía una red de esparto holgada, que cuando se llenaba formaba grandes bolsones laterales.

Barreñón: Barreña grande, que servía para fregar la loza, entre otros usos.

Barruntar: Predecir.

Bigornia: Yunque que utilizaba el herrero.

Bollo maimón: Bizcocho suave, como en el resto de la provincia.

Boñiga: Las vecinas soltaban las gallinas a la calle para que picaran los granos de cereal intactos en las boñigas de buey y vaca. Algunos vecinos humildes recogían, con un escobajo y una herrada, las boñigas de las calles y caminos.

Boyá: Rebaño compuesto por todo el ganado vacuno del pueblo (vacas y bueyes).

Boyero: El que dirigía los movimientos del ganado por los pastos.

Buraco: Agujero.
Cabañuelas: Cálculo que, observando las variaciones atmosféricas en los 12, 18 ó 24 primeros días de enero o de agosto, forma el vulgo para pronosticar el tiempo que ha de hacer durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente.

Cachapa: Costra seca o semiseca de herida, postilla.
Cacharrero: Vendedor de loza ordinaria.

Calostros: Primera leche de las hembras recién paridas, especialmente de vacas y cabras. Se cocía, se tiraba el suero amarillento que sobraba, y se preparaba una especie de requesón, que se completaba con azúcar y canela.

Cántaro: Medida antigua de capacidad, equivalente a unos 16 litros.
Canto: Piedra, canto rodado de río. ¡Chacho, que te tiro un canto!.

Caño: En Valverdón, fuente situada en la carretera, próxima al cementerio. Hoy ha desaparecido.
Cayá: Cayada, bastón

Cebón: Cerdo cebado o en ceba para su engorde

Celemín: Unidad antigua de capacidad para áridos y grano (4.625 litros). También se usaba para medir extensión. En extensión, es la doceava parte de la huebra o fanega; en capacidad, es también la doceava parte. Cada celemín de extensión equivale a 33 y 1/3 estadales cuadrados.

Comparanza: Comparación o referencia. "Aunque sea mala comparanza".

Cornicabra: Raza de pimientos retorcida y puntiaguda, de muy buen sabor para freir. También se les llama pimientos cuernocabros.

Cortina: Tierra cercada con vallado de piedra u otro material.

Coscurro: También llamado rescaño: Trozo de pan próximo a la corteza.

Coyundas: Correas largas de cuero en forma de tiras que se usaban para uncir los bueyes y vacas al yugo. Se cantaba en la provincia:
"La despedida te doy,
la que dan los labradores
con las coyundas al hombro
adiós, ramito de flores".

Criado: Temporero, que pasaba el verano en la casa de los labradores para ayudar en las faenas de la recolección. Se contrataban para un año completo, hacia el día de San Juan o de San Pedro.

Cuadril: parte superior de la cadera. Las mujeres llevaban el cántaro de agua, el baño de ropa o la tajuela al cuadril para soportar mejor el peso.

Cuarterón: Medida antigua de capacidad, equivalente a cuatro onzas o un cuarto de libra. Se usaba para el tabaco.

Cuartilla: Medida antigua de capacidad, equivalente a un cuarto de cántaro, o sea, dos azumbres (unos cuatro litros). Como medida de superficie, equivalía a tres celemines o la cuarta parte de una fanega.

Cuartillo: Medida antigua de capacidad, equivalente a medio litro (otras indicaciones lo estiman en 0.504 l). Era la cuarta parte (de ahí el nombre) de un azumbre. 32 cuartillos equivalían a un cántaro. valía a 1/48 de fanega, es decir, la cuarta parte de un celemín.

Cuezo: hocico. "Meter el cuezo" es entrar donde a uno no se le llama.
Chacho: Muchacho.

Chanfaina: Guisado típico de arroz y menudos (bofes, callos, patas y trocitos de sangre cocida) que se tomaba como almuerzo.

Chaperón: Arreglo casero, improvisado o chapucero.

Chirumba: Palo de unos 15 cm usado en un juego infantil, que también recibía este mismo nombre. El palo tenía los dos extremos en punta. Se trazaba en el suelo un corro de unos 100 cm de diámetro, y se establecían dos equipos. Los atacantes debían conseguir que la chirumba terminase dentro del corro, y los defensores debían evitarlo. Para ello, alguien del equipo atacante lanzaba a mano el palo desde lejos intentando aproximarse al corro. Los defensores, a cada vez, disponían de tres lances para despejar. Con este fin, golpeaban con una paleta un extremo de la chirumba impulsándola hacia fuera. Es el juego conocido como toña, tala o lito en otras partes del español. Con el mismo nombre, chirumba, es usado en Fuentelapeña (Zamora). Ya Unamuno (Llorente, 1998) identificó este juego con la toña.

Chiscar: Encender fuego, o el cigarro.

Chisquero: Encendedor o mechero.

Chichirriburri: También “churriburri” con la expresión “to churriburri’’ se alude a un conjunto de personas de toda índole; a veces, pero no siempre, es peyorativo. La forma estándar castellana es zurriburri.

Churro: Ternero de cierta edad, entre uno y dos años; equivale a eral, palabra no usada actualmente en Calzada

Dediles: Especie de guantes para los dedos, hechos de cuero, que se utilizaban en la siega manual para proteger los dedos de cortes con la hoz. En la recogida del garbanzo servían para proteger del sarro de esta planta.

Derrengar: Agotar las fuerzas.

Diez, echar las: Tomar un pequeño refrigerio de pan y queso, o de pan y cebolla, o similar. Se daba a los segadores hacia las diez de la mañana, mientras descansaban un rato inferior a media hora y reponían fuerzas.

Lamprear: Registrar buscando restos de comida.
Librillo: Cuadernillo de papel de fumar. "Bambú","Abadié" o "Zig Zag"

Embuelza: Lo que cabe entre las dos manos juntas y ahuecadas.

Encalcar: Pisar la paja para que se apelmazara y ocupar menos espacio.

Entovía: Todavía

Escaño: Banco de las cocinas, con asiento muy ancho y respaldo alto. Se usaba para las comidas y, como sobraba asiento de fondo, era frecuente que hubiera objetos apilados detrás de los comensales. El escaño era el mueble por excelencia de las cocinas antiguas, con chimenea de campana.

Escarbar el borrajo: Remover la ceniza y las brasas en la lumbre o en el brasero.

Escardar: Limpiar de malas hierbas los surcos en las tierras sembradas. Es labor que se hacía hacia abril o mayo, después de la aricada de marzo.

Escobilla: Parece tratarse de la planta silvestre Agrostis castellana, o su pariente Agrostis salmantica, también llamadas en otras partes de la provincia ceacilla. Con ella se hacen escobas finas, de uso doméstico para limpiar el polvo.

Esparaván: Aspaviento.

Espigar: Recoger a mano restos de trigo u otra cosecha, semanas después de la siega.

Esquiliche: Esquilador, lo mimo para burros, caballos y todo el ganado equino. – ¡Pasa más hambre que el chico “El Esquiliche!

Faldiquera; Fratiquera; faltriquera: Bolso grande de paño que se ataba a la cintura o al cuello por dentro de la ropa para llevar a buen recaudo el dinero. "De Ledesma son los gatos, / que rebuscan las faltriqueras" (Sanz, 1953).

Falto: Tonto, cretino o retrasado.

Fanega: Medida de capacidad, de unos 55.5 litros o aproximadamente 43.5 kg de peso, si es de trigo, y 31 kg si es de cebada (Gómez Hernández et al., 1992). Se usaba normalmente la media fanega, recipiente de madera en forma de artesa estrecha. En correspondencia con la fanega de capacidad, estaba la fanega de tierra, más propiamente denominada huebra o güebra, medida de extensión (4472 m2 aproximadamente). La fanega de sembradura o huebra equivalía a 400 estadales cuadrados o 12 celemines. Cada estadal es de 3.344 m x 3.344 m, es decir, 11.18 m2 (algo más de 11 centiáreas).

Fardel: Esta voz, del español común ‘talega de lienzo o tela’, era muy usada. En los fardeles se llevaban garbanzos y alubias, ropa, entre otras cosas.

Galán: Vocativo de afecto. En otras zonas de ámbito leonés se usa el mismo término, especialmente para dirigirse a los niños.
Galán se generaliza a partir del s. XV con dos acepciones estrechamente emparentadas: ‘galanteador, seductor, aspirante a novio’ y ‘cautivador, bonito’. Juan del Encina, salmantino, emplea abundantemente ambas acepciones en su Cancionero.

Galbana: Pereza, flojera.

Gamarza: Parece tratarse de la misma planta, herbácea y medicinal, de flor grande como de manzanilla con disco amarillo, y corona blanca. Huele mal y es amarga, y acaso de ahí el nombre". Se corresponde con Anthemis cotula. Crecía en las lindes del secano y en los barbechos.

Gañán: Como en castellano estándar, gañán es el que guía el arado. Los labradores acomodados tenían criados, que se encargaban de hacer las aradas.

Garrapo: (1) Cría de cerdo, de edad inferior a un año. (2) Moratón en la punta de los dedos causado por un golpe contuso.

Garrobas: Algarrobas, legumbre cultivada que se usaba como pienso de ganado.
Garrota: Palo que sirve de bastón.

Garullo: Persona alta, grandona; a veces se aplica al adulto que hace cosas de niño; o al desgarbado.

Gata: Agujetas; calambres y engarrotamientos musculares. Cuando se ha trabajado mucho o caminado una larga distancia y al día siguiente se resiente el cuerpo se dice: "tengo una gata...".

Golondrino: Bulto que salía en las axilas.

Güera: Gallina que está empollando los huevos.

Hostigo: Orientación o flanco de las construcciones que se encuentra más combatido por las inclemencias (lluvia inclinada y viento).

Jabetá: Herida con arma blanca en la cara o en otra parte del cuerpo; corte de una loncha de jamón con cuchillo.

Jardo: Dícese del ganado vacuno cuya capa es de dos colores, negro y blanco. Equivale al término estándar berrendo en negro. A los bueyes jardos a veces se les ponía por nombre Golondrino.

Jera: Faena, tarea. Habitualmente se usa en sentido irónico: "ha hecho una buena jera", es decir, ha cometido una fechoría o causado un desperfecto considerable.

Jergón: Colchón relleno de paja o espadaña cuya funda era de tela gruesa y rústica o jerga.

Laña, Lañaor: Estañador. El que reparaba las cazuelas y utensilios de cocina. “Hechar una laña”. Remendar o soldar.

Lavadero: Tabla restregadera de madera que se llevaba al río para lavar. La operación, con lavadero (para lavar y para escurrir), baño y tajuela, se hacía sobre todo en el río.


Legua: Medida itineraria que usaban los viejos. En Valdelosa perduró su uso hasta la posguerra. Equivalía a 5.57 km .

Libra: Unidad de peso antigua, equivalente a la centésima parte de un quintal o a 1/25 de arroba; es decir, 460 gramos. Cada libra se dividía en 4 cuarterones o en 16 onzas. La lana, el pan, la carne y el queso se vendían por libras. Las ofrendas antiguas en las misas por un difunto solían ser de una o más libras de pan; y también se daba cerillas y vino para los responsos.
Librillo: Cuadernillo de papel de fumar. Abadié, Bambú o Zigzag.

Limpiar: Aventar las mieses, una vez trilladas y juntadas, volteando el grano y la paja revueltos mediante bieldos de madera, primero, y luego con palas de madera, cuando ya se ha ido eliminando la paja. Para ello hacía falta viento suave y sostenido.

Lumbre: Fuego del hogar. Estar a la lumbre es estar al arrimo de la chimenea.

Llares: Cadenas del hogar para colgar los calderos.

Majencias: Cosas de uso moderno, inaccesibles para las personas mayores, por su dificultad en el manejo.

Majos: Vestidos para la fiesta.

Malóbado: Seguramente derivado de “malograr”. Exclamación que desaprueba alguna cosa mal hecha. ¡Malóbado asqueroso!

Matachín: Matarife.
Mechero: De mecha, "contra el aire". (Chisquero)

Miar: Maullar

Molledo: Miga de pan

Mondongo: Masa de carne, panza, intestinos y otras partes de res vacuna y porcina, que se usa, debidamente aderezada, para hacer morcillas y embutidos.

Moquero: Pañuelo.

Moritos: Dulce de bollería; parecidos a las madalenas, pero con leche en vez de aceite y con menos huevo.

Muchas: Para avisar a misa, se daban tres toques. El primero, con una campanada aproximadamente media hora antes de ésta; el segundo toque es un cuarto de hora antes, y viene marcado con dos campanadas; el tercer toque cinco minutos antes de empezar la Misa. El último toque es inmediatamente anterior a la salida del cura al altar, y en un número indeterminado de campanadas. ¡Vamos!. Que ya están dando las muchas.

Nial: Nido, ponedero para las gallinas.

Nublado: Tormenta.

Parva: Montículo hecho con los manojos en la era / mies preparada para trillar

Panecitos de san Antón: Dulces que se hacían por San Antón, de forma circular.

Pardal: Gorrión (Passer domesticus).

Pega: Urraca.
Petaca: Estuche de cuero, que servía para llevar el tabaco.

Pinta: Trago de vino, bebido de una jarra de barro (más tarde, de latón). Dámaso Ledesma (1907) recoge el cantarcillo: "lo que se usa en Valcuevo, se usa en Zorita, y en llegando a la puerta, venga una pinta". Parece una canción pedigüeña, de temporeros que al llegar a casa de amos reclamaran, después de la dura jornada, un pequeño refrigerio. ‘Beber una pinta’ es echar un trago.

Porcá: Piara de cerdos de los vecinos, reunidos y pastoreados comunalmente.

Porquero: El que dirigía los movimientos del ganado por los pastos.

¡Pos luego!: De acuerdo, está claro.

Pupo: Abubilla (Upupa epops). Así como el cuco es de campo abierto, y se oye cuando se anda "a las tierras", el pupo es de afueras de pueblo, y merodea cerca de las eras.

Quitameriendas: Flor de color lila (Merendera pyrenaica o M. montana), emparentada con el cólchico, que crece en las eras y los prados al final del tiempo de las faenas de verano, anunciando la llegada del otoño. El acortamiento de los días que coincidía con el declinar de las faenas en la era, daba lugar a un gradual adelanto de la hora de la cena (ya en casa), con lo que la merienda, que pagaba el amo, quedaba suprimida por innecesaria.

Rachizo: Trozo de leño grueso, cortado según la hebra, tal que una o dos secciones longitudinales quedan expuestas. El corte de la leña en rachizos se hacía en casa, en previsión del invierno. La ventaja sobre el corte transversal que hacía la sierra en el monte, es que en las superficies astilladas y abiertas de las secciones longitudinales agarra mejor el fuego.

Ratonera, Nieve: la nieve fina que en los temporales, con el fuerte aire, se cuela por las rendijas de las tejas, las luceras, las chimeneas, las gateras de la puerta y demás huecos.

Rebojo: Restos en trozos de pan que sobraba de las comidas.

Rescaño: Corteza del pan. Coger un rescaño equivale a empezar la hogaza.

Saltigallo: Saltamontes.

Segadores: Las cuadrillas que venían a la siega eran de procedencia variada.

Sobrado: Parte superior de las casas, situada sobre los forjados del piso bajo. Se usaba como desván para almacenar toda la cosecha o parte de ella; principalmente se guardaba en el "sobrao" los granos y piensos destinados a alimento diario de los ganados. También se ponían en el sobrado a veces algunos catres para los hijos.

Solana: Soleado, que recibe el sol en abundancia.

Solombrío: Umbría, zona a la que no llega el sol.

Somanta:Tanda de golpes, zurra, paliza

Sorbetón: Aspiración nasal para retener los mocos cuando se tienen. La respuesta se ritualizaba con este refrancillo: ¿"De dónde eres, niño? / Del sorbetón. / De allí es mi padre, / de allí mi madre, / y de allí soy yo".

Sornavirón: Sornavique, bofetada.

Tamién: También.

Tajá: Trozo de carne o embutido. ¡Tajá limpia y vino puro!

Tarambaina: Persona con poco juicio, informal.

Tordo: Estornino negro (Sturnus unicolor). Eran frecuentes en las huertas de arbolado espeso, sobre el tejado de la panera junto a la carretera, y en los olmos (negrillos) de la carretera, donde se dejaban oir sus gorjeos, silbos y flautines.

Tornadera: Apero de mango largo y cabeza de metal, con cuatro o cinco ganchos, que se usaba para levantar las haces recién formadas durante la siega e irlas lanzando al carro. Bastaban dos personas: una abajo, iba levantando los haces; otra, desde el carro, las iba colocando hasta llenarlo por completo. También se usaban las tornaderas para igualar la parva de trilla cuando iba quedando deformada por el paso del trillo.

Tornear: Dar vueltas a la mies de la parva mientras pasa el trillo. La operación se llevaba a cabo mediante una tornadera o bieldo de dos o tres puntas, al principio. A medida que iba quedando triturada la paja con el trillo, se empezaba a usar la pala de madera. Tornar era tanto más necesario cuanto más espesa fuera

Turrar: Tostar.
Unamuno: Reflejo aquí el apellido del ilustre Rector; porque en las décadas de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, era nombrado repetidamente, motivado entre otras cosas por la afluencia de personas que acudían a la consulta de uno de sus hijos; el Dr. Jose de Unamuno Lizárraga; afamado oculista por aquellos años. Mi madre me llevó a esa consulta en diversas ocasiones.
A propósito de esto; no recuerdo cuando cayó en mis manos una nota que dice:
Unamuno (Don Miguel) fue algunas veces a descansar a la casa de Cardeñosa, que pertenecía a su amigo y también catedrático Luis Maldonado de Ocampo.
El dato que encontramos en el diccionario de Madoz sobre Cardeñosa dice: Alquería agregada al ayuntamiento de Villanueva de Cañedo, partido judicial y diócesis de Salamanca (3leg). Situado sobre una pequeña colina y compuesta de cinco casas: Confina al N. con su matriz ½ leg., E. con el desp. Torrejón ¼; S. Valdunciel ¼ , y O Huelgos ¼ . Se extiende ½ legua de N. a S. ¼ de E. a O., y comprende 670 huebras, cuyo terreno es una cuarta parte de primera calidad, dos y media, una de inferior, y tiene dos montes bastante poblados hacia el N.

Vasal: Lugar para poner los vasos, o la vajilla en general.

Zarigüelles: Referente a las espinas o trozos de plantas secas, que se pegaban en el calzado y en los calcetines. Seguramente, derivado de “Zaragüelles”. Según la definición del DRAE: 3. m. pl. Planta de la familia de las Gramíneas, con las cañas débiles, derechas, de más de tres decímetros de altura, desnudas en la parte superior, y en la inferior con tres nudos negruzcos e igual número de hojas que envuelven el tallo en la mitad de la parte comprendida entre nudo y nudo, y las flores en panoja compuesta de espiguillas colgantes con aristas rectas.

Zocaño: Trozo grande de pan, zoquete.

Zurra: Paliza.

Zurreta: diarrea.
Felipe García Fraile

martes, 8 de julio de 2008

10 FRAILE







10 Fraile
El nombre de Fraile viene del latín "frater" y significa "hermano".
El apellido es de origen judío; desde mediados del siglo XIII hasta finales del XV, la persecución de los judíos en la península fue continua; de tal modo que eran obligados a convertirse al Catolicismo bajo la amenaza de ser expulsados. Ante esta situación, parte de ellos optaron por cambiarse los apellidos y buscar vocablos que hicieran referencia a la Iglesia Católica, tales como: Fraile, Monje, etc. De esta manera, calmaban las iras de la población y mantenían sus negocios y su estatus social.
Así mismo, se adoptaron apellidos referentes a nombres beatíficos como: Santa Marta, San Pedro, San Pablo. Igualmente hubo cierta inclinación a tomar apellidos de ciudades como: Ávila, Cáceres, Valencia, etc.
Pero esto sólo ocurrió en el primer momento y, al iniciarse las persecuciones de la Inquisición y tratar de pasar más desapercibidos, adoptaron lógicamente apellidos completamente corrientes y de difícil identificación.
Referente a escribir el apellido Fraile con “y” griega, parece ser que antiguamente el apellido se escribía así. Durante más de cuatrocientos años, de forma constante, se encuentra escrito como Frayle, con “y” griega. Solamente en el siglo XX aparece con “i” latina.
Los datos, apuntan a que no hubo un solo tronco original de un antecesor, que tomó el apellido “Fraile”.

Según el "Heraldario, el primer linaje de los Fraile en la Península fue radicado en Cantabria de donde se extendió a otras regiones e inclusive saltó al Nuevo Mundo.
Hay en España distintas casas Fraile. Desde tiempos muy remotos fue conocida y muy considerada.

Los historiadores hacen notar muy acertadamente que no todos los linajes de este apellido tienen un origen común. Las armas más antiguas son las señaladas en el “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica”

Algunos de los personajes más notables con el apellido Fraile son:
Don Juan Sevillano y Fraile fue nombrado Marqués de Fuentes de Duero el 15 de diciembre de 1.846, por Isabel II; y Duque de Sevillano con Grandeza de España de primera clase el 6 de diciembre de 1.854, también por Isabel II.
Don Diego Gómez Fraile vecino de Abertura (Cáceres), ganó en 1.536 la Real Provisión de Hidalguía.
Doña Asunción Moreno y Fraile se casó con Don Juan Aguirre de Carcer y López de Sagrado, segundo Conde de Andino (según carta de sucesión expedida el 2 de diciembre de 1.961). Probó su nobleza e hidalguía en la Orden Militar de Santiago e hizo su presentación ante la Sala de Hijosdalgos de la Real Audiencia de Oviedo.

Su Heráldica:
Las armas de los Fraile que se citan en el Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica son:

En campo de sinople un castillo de oro almenado, aclarado de azur y mazonado de sable.

En campo de azur doce cureñas de cañón de su color, puestas en tres palos de a cuatro.

En campo de sinople tres peras de oro bien ordenadas.

CARACTERÍSTICAS:

ARMAS: En campo de sinople un castillo de oro, almenado, aclarado en azur y mazonado en sable.
Oro: Nobleza, Magnanimidad, Riqueza, Poder, Luz, Constancia y Sabiduría.
Sinople: Esperanza, Fe, Amistad, Servicio y Respeto. (Verde)
Sable: Prudencia, Tristeza, Rigor, Honestidad y Obediencia. (Negro)
Azur: Justicia, Celo, Verdad, Lealtad, Caridad y Hermosura. (Azul)

Castillo: Por la superioridad de su fortaleza respecto a otros edificios, denota grandeza y poder, empleado en defender a los amigos y aliados, resistiendo invencible al enemigo.

Para saber sobre nuestros antepasados, habría que ahondar en el archivo de la parroquia, en la Villa de Añover de Tormes, comprobando que antecesores había a partir de Manuel Fraile.

La historia de Añover corre paralela a la de Palacios del Arzobispo; ambos pueblos en la Edad Media pertenecieron a Arzobispo de Santiago de Compostela y después se incorporaron al obispado salmantino.

En el “Diccionario” de Madoz encontramos un dato interesante; Pascual Madoz dice: “Añover de Tormes”, llamado antiguamente Aldehuela de Palacios
En documentación posterior al s. XVII, siempre se encuentra el topónimo con el nombre actual; sirvan de ejemplo el “Diccionario” de Juan Mariana y las referencias administrativas. (²)
La gente habla igualmente de Añover que de Aldehuela para referirse a este lugar. Se observa como Añover no ha sido capaz de desarraigar al nombre aparentemente primitivo; incluso es más relevante L’aldehuela que Añover; por supuesto el sobrenombre no se utiliza en la lengua hablada casi nunca.
El prof. Llorente parte de la base annawbar, ‘monte pinar, para explicar este topónimo e insiste en el hecho de que se trata de una “etimología fonéticamente admisible” (³)






(²) Vid. Ignacio Coca Tamame. “TOPONIMIA DE LA RIBERA DE CAÑEDO” p. 297.

(³)Vid. Ignacio Coca Tamame. “TOPONIMIA DE LA RIBERA DE CAÑEDO” p. 298

sábado, 5 de julio de 2008

9 EL PRACTICANTE


9 EL PRACTICANTE
El practicante fue el tremendo esperpento de dolor e impotencia de nuestra infancia. Parecía de la familia, pues de tantas idas y venidas era como de casa. En aquellos años, el médico recetaba inyecciones a todo el mundo, por un “quítame de ahí las pajas”, ya fuera gripe, catarro, anemia, dolor de cabeza, reuma, o cualquier otra dolencia. ¡Ahí va! Inyecciones al canto. Una caja con la funesta inscripción “Contiene doce Inyectables”. Es decir; doce visitas del practicante, doce sablazos en las nalgas y doce desazones perdurables por veinticuatro horas. ¡Y las vitaminas! – ¡bueno, aquello a todo pasto! -Está muy delgado–, –ahora está en la edad de crecer–, –para los catarros es muy buena la vitamina C–, –no hay nada como las inyecciones de calcio–.
Me da la impresión de que no se habían inventado los comprimidos, pastillas o jarabes. Solamente supositorios y en el mayor de los casos inyecciones a todo pasto.-Estaban en boga–.
¡Ah! y también unas píldoras que no recuerdo su utilidad, de un tamaño enorme. Similares a una pequeña cajita circular de cartoncillo blanco; como para un caballo. Imposibles de tragar, eran más grandes que el diámetro del esófago, después de empujarlas con varios vasos de agua conseguías que pasaran al estómago, produciéndote una angustia y un ahogo que el rostro se ponía morado por falta de oxígeno.
En cuanto a los supositorios; si la prescripción era administrarlos al acostarse, no pegabas ojo en varias horas, debido a la quemazón; eso si que era un martirio y no “el chino”.
Pero las inyecciones se convertían el terror infantil por excelencia.
Producía temor nada más ver entrar por la puerta al practicante, el pánico se convertía en pavor cuando empezaba el ritual de abrir aquella caja metálica conteniendo agujas de diferentes calibres y una jeringa de cristal que al mirarla con rabillo del ojo te producía el espanto más penetrante que se pueda uno imaginar. Pero lo que se dice el terror era al ver como llenaba la tapadera con alcohol, le prendía fuego y después hervía en la caja metálica la jeringuilla con las agujas, como si fuera ritual de brujería.
Seguidamente y con mucha calma el practicante rompía la ampolla valiéndose de una sierra que contenía la caja de los inyectables, cargando con el líquido la jeringa e insertándole después la tremenda aguja. Inmediatamente el enfermero empujaba el émbolo y hacia salir un chorrito de liquido; ahí era cuando te entraba el verdadero pavor, el sanitario giraba hacia ti con mirada penetrante, los músculos de todo el cuerpo se tensaban. Al menos se necesitaban dos personas para sujetarte y la huida era imposible, primero te sacudía un cachete en la nalga con el ánimo de distraerte, pero con toda la imposibilidad de defensa, sentías una aguda estocada en toda regla, pero todavía más dolía la recepción del líquido y el herido orgullo; la inyección, se prolongaba eternamente hasta que finalmente te soltaban diciendo cínicamente. – ¿A que no te ha dolido?–
Cierto día vi venir al practicante calle "Alarcón" arriba y recurriendo a mi capacidad de rebeldía, eché a correr como alma que lleva el diablo, regresé a casa cuando el hambre pudo conmigo, imaginaros el disgusto y el rapapolvo de mis padres.
Este personaje del pasado, hoy lo recuerdo no sin juzgar con el sentimiento de impotencia, por no poder haberme librado de aquel terror.

Ese mundo no es el mío:
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.
A ese mundo quisiera entrar,
antes que suene la hora
- ay - de mi vida.de Agustín García Calvo

martes, 1 de julio de 2008

8 LOS CHARLATANES




8 - LOS CHARLATANES

Eran los charlatanes, las estrellas del bullicio sobresaliente durante las Ferias y Fiestas; los vimos vociferando en los alrededores del mercado central. Con su verborrea atraían a todo tipo de personas, tanto a la chiquillería como al forastero que recién llegado del pueblo anhelaba adquirir algo a buen precio para llevarle a la familia como regalo de Ferias.
Unos montaban su tenderete en el suelo, rodeado de maletas que contenían todo tipo de baratijas. Otros sobre una mesa, protegiéndose del lacerante sol con una sombrilla.
Venían siempre aprovechando las fiestas de San Juan o las Ferias de Septiembre. 
Por San Juan; los labradores contrataban a los segadores, temporeros y trilliques; apiñándose todos, junto a los cafés Novenlty y Villarrosa. Se distinguían muy bien; los temporeros, segadores y trilliques rapados al cero, con un fardel o macuto a la espalda; los “dediles” que utilizaban para segar colgados del cuello, siempre con su inseparable sombrero de paja. 
En cambio, los labradores lucían sombrero de fieltro, gorra visera o boina, unos vestían chaqueta de pana y otros un blusón amplio y negro, llegándole casi hasta las rodillas. Los más llevaban camisa sin cuello, solamente la tirita con el botón y toda abrochada. (Hasta el “gañote”).
¿Cuánto pides por la temporada galán?  –Diez mil reales y mantenido.
—Contestaba el mozo.
Volvían todos en Septiembre, cuando había terminado la cosecha, aprovechando de paso las Ferias. Algunos a los toros y otros a comprar los “Majos” para regresar después a su pueblo de origen.
A base de griterío, los charlatanes, iban atrayendo al gentío, arremolinándose embelesados ante las fascinantes mercancías. Las lisonjas del vendedor y el afán de llevarse un lote de objetos por una minucia de dinero, conquistaba a las gentes humildes, pues la codicia de comprar sugestivos géneros a módico precio los cautivaba.
Lo mismo vendían una cartera de piel de búfalo, un lote de maravillosas hojas de afeitar de acero sueco, un peine de concha de tortuga caribeña, o unas medias de cristal para hacer feliz a la señora del afortunado comprador.
—¡A quien me enseñe veinte duros! 
—Le regalo un peine, una hoja de afeitar un calendario que adornará la bonita pared de su casa, una pluma estilográfica para ceder al niño y que no tendrá que recargar hasta ir a la mili.
— ¡Y también! Una cartera de piel de Ubrique, para guardar las fotografías de su mujer, de sus hijos y tal vez de su queridísima suegra señores.
El ayudante montaba el teatro llevándose las manos a la cabeza; el charlatán rebatía: 
—¡Cállate!  El género es mío y hago con él, lo que me da la gana.
Cuando los críos se arrimaban demasiado para no perder ripio, chillaba. ¡Aparta chaval, que me “jodes(¹) la maleta! 
Continuaba con su cantinela: 
—¡Señores! Todavía hay más; les regalo una medalla que no es de plata, pero como ha estado doce años en una platería, algo se le habrá pegado.
—¡A ver secretario! Un lote para aquel señor, otro para el del fondo…
Y así sucesivamente, hasta hacer su particular agosto.
Había otro charlatán vendiendo relojes suizos de veintitantos “rubís”, cristal “fosforito” y cadena de oro alemán. Sorprendentemente solo se le daba cuerda cada dos días.
—¿Cuánto voy a cobrar por este auténtico reloj fabricado por los más acreditados relojeros Suizos, genuinos relojes elegidos por los americanos?  

—Pues no se lo van a creer; ni 60, ni 50, ni 40 duros…
—¡A treinta duros oiga! 
—¡Y al que no quiera el reloj, tres puñaditos de higos!
Ciertamente alguno de vosotros habréis reparado en que ahora también se estila bastante eso de ofrecer mucho, dando poco.
—¡Y no solamente voy a incrementar el salario mínimo interprofesional, también voy a regalar a todos los trabajadores y pensionistas 400 euros a descontar en el IRPF y además, voy a crear tres millones de puestos de trabajo! Y el pleno empleo para las mujeres… “Hasta las próximas elecciones y que ustedes lo sufran bien”. 
José Luis Rodríguez Zapatero prometió en la campaña electoral de 2008, una ayuda de 400 euros.
Los 400 euros de Zapatero costaron 4 veces más que el ahorro en pensiones.
El coste de la desgravación en la recaudación del Estado en 2009 fue de 5.700 millones, casi cuatro veces más que los 1.500 millones que se ahorrará el Ejecutivo congelando pensiones en 2011. (Fuente: EL MUNDO)
Pero el tipismo se ha perdido, tal vez motivado por las prisas, la sociedad de consumo, la intolerancia y la nefasta forma del convivir diario. 
Ya no es necesario ir tranquilamente media hora antes para coger asiento en “La Serrana”; escuchando la cantinela de la vendedora de dulces ¡Patatita americana! O aquel otro gritando –¡Paquetito de caramelos oiga
Ahora preferimos aguantar enormes atascos con nuestros vehículos, derivando en agrio carácter, incluso perdiendo algunos, toda dignidad.
Por entonces no había nada como lo americano: Las películas del oeste, las plumas Parker, las gafas de sol Ray-Ban, la leche en polvo, el queso americano y la mantequilla salada que nos “regalaban” con el plan llamado “La Ayuda Americana”.
El 26 de septiembre de 1953 se firmaba, el denominado «Pacto de Madrid». Vigente hasta 1.963.
La España de Franco, que no cumplía ningún requisito democrático, fue excluida del Plan Marshall, lo que hizo aún más duro el lento proceso de recuperación de nuestro país tras la guerra civil.
Estos asuntos más serios, ya hay quien los trata lúcidamente; para mí lo interesante ahora es relatar vivencias anecdóticas –historias de antes– y no importunaros, pues demasiado tenéis con soportar los avatares cotidianos. 

–¡Nada nada! 
– Echémoslo en vino.
Lindo canta la calandria
y muy lindo el ruiseñor,
mejor canta la botella
si le sacan el tapón. 

(¹) Del DRAE:   tr. Destrozar, arruinar, echar a perder. U. t. c. prnl.


Respuesta al comentario de Techum:
En absoluto me ofendes, te agradezco el favorable comentario y además me satisface que gusten mis artículos.

Referente a al inciso que haces, yo creo que según la gramática de D. Luis Miranda Podadera. Pronombre es la parte de la oración que sustituye al nombre o lo determina. PRONOMBRE PERSONAL: representa personas, animales o cosas (yo, nosotros [primera persona]; tú vosotros [segunda persona]; él, ellos [tercera persona]).

Pronombre es la palabra que sirve para sustituir al nombre y evitar su repetición.
Igualmente, pronombre es toda palabra que designa un objeto sin decir su nombre.

¡Cállate! El género es mío y hago con él, lo que me da la gana.

En la frase anterior, “género” se sustituye por él. Si en una frase ha de entrar varias veces esa palabra, la primera vez se dirá “género”, y las otras veces se usará él, sin repetir “género”.

En tu comentario, hay un lapsus cálami, donde dices pueblerino "antigo", seguramente has querido decir. Pueblerino antiguo. Además de "incisión" que significa corte, en lugar de indicar "inciso"


Felipe García Fraile.