viernes, 30 de junio de 2023

51 LA DICHA DEL GALLO

 

    Me contaron hace tiempo, que pulula por esos rurales mundos de Dios, un vivales, dedicado a practicar la dicha del gallo. Imitando así, al ave galliforme de la famosa copla:

    Racatapún chinchin el gallo sube … ♪ ♫

    Después se larga a su bucólica cabaña, como eremita de vida ascética, solitaria y sacrificada, lejos del mundanal ruido acompañado solamente de la fauna silvestre, para regresar presuroso en domingo y cumplir con su íntimo deber instintivo.

  ¡La “gallina”, no importa! Ya se encargará de tener la muda limpia y preparada para la semana siguiente.

   − ¿Será eso el éxito y el talento?

   − ¡No sé yo!

   − ¡Me da mala espina!

 

   También hubo otro “espabilao” que tuvo la mala fortuna de llevarse la barragana a casa, para que su mujer (modista), le confeccionara un vestido a medida. Según dicen por ahí, al parecer su cerebro es comparable a una bellota.

    Se de otro pillo, apasionado de sendas concubinas ajenas al maridaje, este ejerce la poligamia, cosa que viste mucho en algunos círculos sociales, al estilo de viejas películas españolas de López Vázquez o Alfredo Landa.

   Me he enterado de estos y otros hechos durante mi larga trayectoria por este valle de lágrimas. Pero realmente, no sé por qué me sorprendo puesto que ya se sabe que esas artimañas son tan viejas como el mundo. Incluso la nobleza se permite ejercer esas tecnologías.

    Ahí queda la anécdota de algunos vivillos que he conocido, no le tengo aversión a ninguno puesto que cada cual es libre de hacer lo que quiera ¡De lo suyo ponen!

    Todo lo dicho es cierto, aunque en su momento no daba crédito, puesto que no soy partidario ni practico esas artes, para otros naturales, y lo siento, pero no me resisto a contarlo en tono anecdótico y socarrón. Después de estas gestas, no me extraña que pulule algún cornúpeta que otro por esas calles del Señor.